Ciertamente, muchas cosas buenas son inesperadas. Cuando menos crees que pueda suceder algo de repente, llega. Pasa. Y te arranca una sonrisa, y quién sabe, quizás una que otra lagrima. Por lo menos, a mi siempre me ha pasado así. Esas cosas buenas quizás sean como el arco iris después de la tormenta, muchas veces al verlos nos sorprende. Muchas veces esas cosas inesperadas y espontáneas son las que les dan sabor a la vida, y crean momentos, momentos que cuando seamos mayores recordaremos, y reiremos.
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Porque sobre lo ideal, ya se ha escrito demasiado. :)