Solía buscarle los últimos viernes de cada mes.

Sabes que nunca he sido muy buena para las despedidas, sabes que las odio porque no me gusta dejar atrás a mis seres queridos. Me hago la fuerte la mayoría de las veces, pero en el fondo no lo soy, ni la mitad de lo que aparento. Supongo que tanto orgullo sirve para algo después de todo, al menos para no hacer el ridículo la mayoría de las veces. Soy cabezota, y como partido no me recomendaría a nadie.

Pero todo esto ya lo sabes, no hace falta que te diga que me muero por cada uno de tus suspiros y que enloquezco con cada una de tus sonrisas, no hace falta que te diga que sigo oliendo tu perfume vaya a donde vaya.

El lugar donde nos conocimos ya no existe pero sigue muy presente en mi mente, ahora tenemos otros lugares pero no tan nuestros, no es lo mismo. Como ves sigo hablando de nosotros en presente, la costumbre, aunque lo nuestro ya sea pasado, ¿nuestro? Bueno, nunca fue nuestro pero ya sabes que me gusta llamarlo así.

No quiero enrollarme más solo quería desearte lo mejor en tu nueva vida, saber que estás bien. Para pasar página necesitaba dejar todo esto plasmado. Podría acabar despidiéndome pero ya sabes que odio las despedidas.

Atte.: Alguien que sigue sin olvidarte.