27 junio 2013

'Porque tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna'.

La tristeza sigue sentada en mi salón,
se ha puesto cómoda y me sonríe todas las mañanas,
creo que nos hemos hecho amigas. 
Y de repente todos quieren ser poetas,
pero no todos han encontrado a su musa.



Mi yo interior se ha enfadado conmigo y me ha dicho que volverá cuando vuelva a pensar solo en mí, cuando vuelva a ser egoísta, cuando no piense en una vida para dos. Le he dicho adiós muy bajito, susurrando, esperando que vuelva pronto, le echo de menos. Y ahora me paso los días sentada en el sofá, hablando con la tristeza, me dice que volveré a tener primavera algún día, y que los veranos no me pasarán factura en un futuro, pero que de momento nos toca pasar tiempo juntas. 

Por las noches, en mi ventana la luna cada día está más bonita, me recuerda a ti, o a mí en un pasado, no sé. A veces en una de esas borracheras imprudentes se me da por llamarte, hace tiempo que no hablamos y te echo de menos, pero no lo hago, no quiero volver atrás otra vez. El día que eche de menos a mi yo interior más que a ti sabré que he ganado, lo esperaré en la puerta con una caja llena de bombones, que se que le gustan.

Que al final de cada noche te encuentras poetas en cada esquina, pero solo razones en el fondo de una botella.


10 junio 2013

Dice que yo ya no te espero. Un cabrón embustero, es, mi corazón, que miente.

Vamos a contarles a todos la historia de como aprendí que la tristeza también es una forma de vivir.
"Escribir es difícil hasta que te joden la vida", leí en algún sitio que ya ni recuerdo. Y no es así. He visto a personas felices escribir los textos más tristes del mundo, de esos que te miran y solo dan ganas de llorar.
Te miro a ti, y también me dan ganas de llorar. Tú eres feliz y yo me siento como los versos olvidados de algún poeta que ya no escribe.


Fuiste calma en un día de tormenta, fuiste luz en mi rincón de oscuridad, fuiste la gota que colmó el vaso, fuiste... pero ya no eres, ni serás.
Tengo el corazón roto, me mira con cara de pena cada mañana cuando ve que no estás, pero, como leí en uno de esos rincones olvidados "no te preocupes, así tocamos a más".