17 septiembre 2013

Hay que aprender que para curar una herida, hay que dejar de tocarla.

"Y noches de dejarme caer en picado, desde la barra de cualquier bar
para naufragar dentro de una copa de ron barato con dos hielos
que enfrían las manos y calientan el corazón".

¿Y si lo peor de todo va a ser salir de esta? Tal vez me acostumbré a estar así, a echarte de menos o de más, depende del día. Gracias a ti ya no se querer, o eso creo. Siempre pienso lo peor de la gente que quiere estar conmigo y termino las cosas antes de que puedan empezar, por miedo. 
Dicen que amar es darle a una persona el poder de destruirte y confiar en que no lo haga, si no confío en mi misma, tu crees que voy a confiar en que nadie vuelva a hacerme daño. Creo que ahora ese es el problema, no quiero darle a nadie tanto poder sobre mí, no quiero que mi felicidad dependa de si a una persona le apetece o no estar conmigo.
Aunque mi yo interior siga enfadado conmigo, pues he vuelto a escribir sobre ti y no le gusta, sabe que las cosas no volverán a ser igual, que esta vez he aprendido la lección.

Que los tíos de una noche no me aportan nada, me repiten constantemente como si no lo supiera, al menos no me harán daño, y con eso tengo suficiente.